Recuerdo  una frase que decía   Hector Lechuga en su  película de culto "México  2000", cuando en "el   cielo" Dios/Chucho Sálinas le preguntaba como  medían los mexicanos el   tiempo: "En sexenios", contesta socarrón  Lechuga. Es doloroso pero es verdad. Seis años nos bastan y   sobran  para entender una "lógica" del poder por el poder. De la   prepotencía y  "costumbre del poder"-Luis Spota dixit-.
Seis     años después en lugar  de país tenemos trinchera. El verdadero     peligro para México sigue allí,  en la complicidad de las cúpulas    empresariales,  políticas y  clericales, en la sumisión a Washington y    su agenda mundial, en la tendencia a la cosificación del hombre, en el    deterioro de los derechos humanos, con la dignidad   disfrazada con    cualquier distracción, y en la pobreza.Todo  permeado por lo vulgar, lo barato,los salarios de hambre que  no  corresponden para nada con el alsa de precios constantes, y la   subsecuente marginación. Sumidos en el lugar común, en el discursito   desgastado a fuerza de tanto repetirlo a la menor provocación, el "haiga   sido como haiga sido" vulgar, el chistecito pesado del   burocrata empresarial, que rie y se frota las manos mientras el país se   cae a pedazos. 
La  juventud-esa que antes México tanto presumia-abandonada a su suerte,   sin oportunidades, y sin ganas ya de desgastarse con algo que nunca   cambia; que ellos-jovenes y todo- saben nunca  va  a cambiar aunque el "asunto" se bañe, de vez en cuando, de gatopardismo.
  Desde el principio todo muy amargo, con un "se aguantan" y "ustedes no   dejen de preocuparse" despota y valemadrista, y ahi les encargo a los   soldados en las calles. Meses de propaganda, rumores y opacidad   gubernamental; de censura y auto censura, de descontrol, de secuestros,   de enfrentamientos, de robos, de escuelas cerradas, de pueblos   abandonados, de helicópteros sobrevolando las ciudades con   francotiradores a los lados confirmando que "se está en guerra".
  Ahora que estamos inmersos en las "nuevas" campañas electorales ¿Y las   promesas de campaña de Calderón? Alla en una probabilidad muy lejana de   que existan empleos; de manos limpias en la administración pública 
  No hay trabajos, si hay carencias y lo que esto conlleva.Pero que tal   sus negociazos y negocitos.Su manejo artero del Estado como empresa   efectiva para hincharse de ganancias.Aprovechando al máximo esos seis   años, usando y abusando de su posición privilegiada y estratégica,   ocultando con cortinas de humo; y si alguién preguntaba: opacidad   tiranica. Con el Estado Mayor Presidencial, esa cuerpo de élite de las   fuerzas armadas convertido, vulgarmente y sín recato, en complice de ese   "pinche tirano". Como en -una- república bananera. Sangre y desconcierto   en las calles.Y el trasiego de droga sigue siendo un negociazo y mejor   que ya ni se les ocurra sugerir a esos expertos legalizarla por que se   caería el jugoso teatrito; mejor a seguirlos ridiculizando, total ya la   gente comprobó a la mala que la "droga es sangre". Seis años que se   pasaron amargamente entre el sobresalto, el miedo, la incredulidad, la   risa socarrona; y un reguero multitudinario de cadaveres-para "ellos"   solo números, cifras de su tarea macabra y necia-. Al final de los seis años  -los seis años mas largos en la vida de muchos mexicanos-,el fracaso: las   drogas no dejaron de fluir hacia el mercado gringo y comprador, el   empleo cayó brutalmente a pesar de cósmeticas declaraciones de absortos   personajes enfundados en trajes italianos y corbatitas de diseñador. La  credibilidad de las instituciones por los suelos. Muchos empobrecidos   paulatinamente, guardando un poco su coraje, pero que piensan cobrarse  de  alguna forma. El país esta enfermo, gracías políticos de mierda.
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