martes, 24 de abril de 2012

La criminalización de las drogas no sólo produce más daños que las drogas por sí mismas —debido al encarcelamiento y la estigmatización de muchos usuarios— sino que además obstaculiza la investigación sobre sustancias que podría tener potenciales usos médicos y científicos.
Tal fue una de las conclusiones de los académicos asistentes al segundo día de actividades del Foro Internacional sobre Políticas de Regulación del Consumo de Drogas, que se realizará hasta el 27 de abril en el Antiguo Colegio de Medicina, organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Amanda Feilding, directora de la Fundación Beckley, con sede en Reino Unido, subrayó que la mariguana, una de las drogas ilegales más utilizadas en el mundo entero, tiene propiedades terapéuticas como ansiolítico, anticancerígeno, analgésico e incluso como método de prevención de la diabetes.
Sin embargo, a pesar de sus múltiples cualidades y de ser mucho menos dañina que sustancias legales como el alcohol y el tabaco, sigue aplicándose una visión punitiva contra sus usuarios, quienes muchas veces resultan más afectados por las penas de cárcel en su contra que por la mariguana misma.
Por ello, la activista llamó a descriminalizar su posesión y consumo, y someterla a un riguroso control de las autoridades. “Ya es momento de romper el tabú, y así acabar con la violencia en los países de tránsito, porque el apetito de drogas de los países consumidores no se va a acabar. Es urgente cambiar de política, y que las drogas sean controladas por las instituciones, y no por los cárteles”.
Oscar Próspero García, investigador del departamento de fisiología de la Facultad de Medicina de la UNAM, señaló por su parte que la planta de cannabis tiene un potencial médico que se estaría desaprovechando por aplicar a rajatabla criterios prohibicionistas.
Al explicar los mecanismos por los cuales un usuario puede caer en la adicción a la mariguana, el especialista señaló que prácticamente todas las zonas del cerebro tienen receptores a ella, es decir, sustancias con un efecto similar que el cuerpo produce de forma natural, lo que estimula las funciones de recompensa y placer, y refuerza el consumo.
Aunque el 40 por ciento de la posibilidad de volverse adicto depende de las características genéticas de cada individuo, agregó, la falta de atención por parte de los padres también puede facilitar el consumo desmedido de esta y otras sustancias, de acuerdo con estudios científicos, agregó.
Diana Nava, integrante del capítulo México de la asociación Students for a Sensible Drug Policy, indicó que el tema del consumo de mariguana y otras drogas no debe ser abordado desde una perspectiva moralista, sino a partir de datos objetivos y científicos, ya que los prejuicios y la desinformación no permiten valorar todas las aristas del fenómeno, ni apreciar las múltiples cualidades de la cannabis, más allá de su simple uso recreativo.
Robin Room, investigador de la Universidad de Melbourne, enfatizó que el alcohol y el tabaco son mucho más dañinos que otras sustancias, y consideró que si las drogas se legalizan, debe ser bajo férreo control del Estado, con tratamientos de rehabilitación y sin injerencia del libre mercado.

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