lunes, 1 de junio de 2009

Si, lo admito, yo soy la morsa.


Durante años, en el mundillo de la música, algunas de las frases más comunes de los aspirantes a estrellas son del tipo de:"si -es cierto-, nos comparan con los Beatles" (¿quién los compara? quien sabe); o: "es un honor ser comparado con los Beatles" (wtf?!).

Uno se acostumbra, a fuerza de los años, a escuchar peroratas de este tipo, de boca de inpresentables personajes; pero el colmo es cuando bandas prefrabricadas, que a todas luces son un vil montaje mercadológico, se pronuncian como herederos legítimos de los cuatro de Liverpool.

Es un poco fastidioso ver a personajuchos que van desde las princesitas insufribles de Oasis, hasta el montaje vomitivo ese de los Jonas Brothers(¿que acaso, todo aquello que se venda con la etiqueta de "cristiano" tiene que ser tan malo y aburrido? Hacen pensar que aquella frase de Bart Simpson es cierta¨: "las buenas bandas se afilian con satán").

Lo que olvidan todos estos irrelevantes sujetos, es que si algo caracterizó a los Beatles fue su ingenio e imaginación a la hora de hacer música; ingenio que lo permeaba todo, y que los hizo transpasar todo tipo de barreras, y que hoy hacen de su música un clásico; ingenio como el de Mozart o Beethoven. Y eso, pues no se compra en las tiendas.

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