Durante años hemos visto una sinergia entre poder político y medios de comunicación masivos: el primero influye sobre el otro; los medios magnifican o minimizan hechos y eventos al gusto del cliente-el Estado-. Los “tentáculos” de este status quo permean cualquier medio visible, “legitimo”. Cualquier cosa que pase bajo sus radares no es digno de mención en su “universo” : Televisa no va a hablar sobre TV Azteca, por ejemplo. No va a usar su influencia casi monopólica para hacer publicidad gratis; para eso es el “medio oficial” más antiguo. No importó que la señal estatal se privatizara y ahora sea conocida como"TV Azteca", contribuyendo a la creación de un duopolio, que, como los partidos políticos en México, sirve para simular una especie de democracia y pluralidad.
En líneas generales Televisa aún trabaja a sus anchas, aún conserva su poder faraónico gracias a ser la herramienta y voz de los políticos mexicanos en turno: del “poder oficial”. Televisa no va a promover eventos y espectáculos de TV Azteca, o de cualquier otra empresa que no trabaje dentro de su ámbito, de su sub empresas y afiliados. Empresas como OCESA-filial de Televisa- ejercen una influencia directa entre que opciones de espectáculos se traen a México o se producen aquí. Las pequeñas empresas que trabajan al margen y para un tipo de cliente en particular pueden hacer sus eventos, siempre y cuando sus permisos esten en regla, no llamen mucho la atención, y no compitan con la omnipresente OCESA. Es de esta forma que conciertos de actos underground se han llevado a cabo durante varios años en México: lejos del aparato Televisa/OCESA, serpenteando en las afueras de su influencia, y por consiguiente lejos de reflectores y menciones en la mayoría de los medios masivos. En los medios se habla de los conciertos OCESA; otra organización tiene que conformarse con asomarse tímidamente en medios independientes o en la radio estatal, o con alguna mención por parte del periodista especializado, a quien se le debe tratar como rey y obsequiar varios boletos, porque “dio chance” y abrió una ventanita. Así, bandas que han sido fenómenos under en México-Lacrimosa, Therion, Nightwish, Helloween, Destruction,Kreator, etc.- de repente tendrán una mención en algún diario, o en un programa especializado de la radio, pero no más. No son tan “masivos” como para que OCESA los trajera en primera instancia; de lo contrario ya estarían anunciados en todos lados, televisión incluida de ser necesario.
H&H Fest.
El máximo pecado-“The Ultimate Sin”, diría Ozzy- de los organizadores del hoy infame Hell & Heaven Metal Fest fue “competir” de alguna forma con OCESA. Si bien es cierto que los organizadores aliaron fuerzas con el canal de cable Telehit-de la familia Televisa- esto es meramente circunstancial, un trato entre un cliente y un medio que ofrece y vende paquetes de “anuncios/contenidos” en su señal restringida. El Festival comenzó a llamar la atención: de ser algo casi “pintoresco” para los medios, pasó a ser carne de cañón para reportajes amarillistas. En primera instancia lo que llamó la atención fue la sede: Las instalaciones de la Feria de Texcoco. Desde que se anunció que este Festival metálico saldría de su natal Guadalajara se dijo que era necesario para su propio crecimiento: “la provincia” les quedaba chica, habría que ir al gigantesco núcleo urbano de este país-centralista en exceso- para captar al mayor número de asistentes. Bueno, con todo respeto para sus pobladores,Texcoco no es precisamente el "centro del mundo". Y sus habitantes, acostumbrados a ferias del caballo, y a asistentes con sombrero y botas vaqueras, no vio con buenos ojos que un festival de Rock y música “pesada” se llevara a cabo bajo la complacencia e interes de la presidenta del municipio. Los focos rojos comenzaron a encenderse cuando la gente de Texcoco externó sus preocupaciones-fundadas o no-. Simplemente no están acostumbrados a que jóvenes aficionados al Metal, vestidos de negro y dispuestos a pasarla bien, deambularan festivamente durante un par de días por su municipio. La mala fama del Rock. No es lo mismo que toque Juan Gabriel o “el rey del jaripeo” Joan Sebastián en un lugar ad hoc-donde nunca antes se cuestionaron problemas de seguridad que comprometieran un evento- a que toquen bandas espectaculares en pirotecnia y en amplificación. ¿Que se veía muy bien el lugar para un magno festival de rock?, no lo cuestiono; pero sencillamente no fue el lugar adecuado. Y es aquí donde entra la influencia OCESA/Televisa/Gobierno: se escogió tal sede para no perturbar el campo de acción natural del monopolio. Nada de Foro Sol, o Palacio de los Deportes, esos son espacios del gigante. Cuando el evento comenzó a resultar incómodo para las autoridades estatales-incómodo, incluso en el sentido de que de hacerse les trairia más complicaciones que "beneficios"- ,estas pusieron en práctica su aparato, su aplanadora. Sin ningún tipo de problemas éticos del tipo “¿que van a decir los metaleros o los medios afines?” las autoridades cancelaron el evento. Si había permisos anteriores, o si todo estaba en regla, o si hacian falta aún varios permisos que se podian tramitar en tiempo, no importó. El evento no se llevaría a cabo y no existían espacios “oficiales” que le dieran cabida. Todo se cerraba. La actitud retadora de los organizadores no ayudó mucho. Solo sirvió para generar más confusión entre propios y extraños. La autoridad Priista ya había dicho la última palabra. Y como vimos, fue necio contradecir a la máquina.
De regreso al under.
Por supuesto que las autoridades se van a escudar en sus razones, que fue solo "cuestión de seguridad"; que no hay nada más de que hablar; pero es importante ver algo: Cuando no se está completamente dentro de los medios oficiales no hay muchas oportunidades. La noticia irá perdiendo relevancia –en el universo de sus medios-; pero para nosotros los metaleros es un signo claro de que el gobierno del PRI sigue sin ver con buenos ojos al Rock y al Metal. Lo tolera, en los límites de su infraestructura; pero no cuando es a gran escala. Esa no es la música ni la imagen que quieren vender a las masas. Nosotros seguiremos en el under, apoyando y viviendo nuestra música a la vieja usanza, con nuestros medios, al margen y sin aspavientos. No los necesitamos. No necesitamos que nos jodan más.