Con “bombo y platillo” el Gobierno del DF nos anuncia que ya atraparon a la banda de secuestradores conocidos como “La banda de la Flor”; “únicos” responsables del crimen cometido contra el joven Martí.
Pero por lo que se ha visto, es difícil creer que esta versión sea 100% cierta.
La confianza ciudadana no es un “acto de fe”, es resultado de eficacia, de labor continua, de historia, de capacitación…uf!; en fin, de algo que las autoridades en México muchas veces son incapaces de proporcionar medianamente.
En este sentido, revisando los crímenes más notorios en la historia reciente, el gobierno siempre ha resuelto los mismos mediante viles “chivos expiatorios”. Muchos no fueron resueltos con apego la ley; sencillamente se buscaron culpables y se les dejó caer todas las acusaciones para apaciguar a la opinión pública. Todo con un excesivo uso de los medios; simples golpes mediáticos, pues.
Puro “atole con el dedo”.
Por ejemplo, en el caso Martí, encontramos contradicciones imposibles de ocultar “así como así”. Durante las primeras horas de los hechos, se difundió la versión de que dos jefes de la policía del DF estaban detenidos al ser presuntos responsables del crimen. Hoy ya se les olvidó esta versión. Y ahora nos anuncian por todos los medios “que ahora si” ya cayeron los responsables "de verdad"; varias semanas después (!?).
¿Por qué tenemos que creer esto?
La interrogante resulta obligada, sobre todo tomando en cuenta lo sucedido con el caso New´s Divine: el entonces procurador Rodolfo Félix Cárdenas se lavó las manos, y se acusó casi como “único” responsable al “superpolicía” Guillermo Zayas, quién hoy esta en su casa como si nada. ¿Y quién va a pagar por la muerte de esos jóvenes? Nadie. ¿Quién va a hacer justicia? Nadie. Así se burlaron de las familias de los jóvenes muertos, de la justicia, de la opinión pública.
¿Alguien recuerda que paso en el caso de Paco Stanley?
El entonces procurador Samuel del Villar juró y perjuró que los “únicos” responsables eran “Mayito Patiño” (Manuel Bezares), la edecán Paola Durarte, y un “malazo” conocido como “El Cholo”, en un montaje simplón y con huecos por todos lados.
Igual que hoy, las autoridades (el GDF y la PJGDF) dijeron haber resuelto el caso, y se “auto-felicitaron” por tremenda pesquisa. Sin embargo, al pasar el tiempo se descubrió que todo fue una tomada de pelo por parte de dichas autoridades. Haciendo uso del recurso mediatico, para justificar su incapacidad (o su intención nada velada de no encontrar a los verdaderos culpables).
¿Y los “videoescandalos”?
Más de lo mismo. Nos dijeron que les iban a dar “hasta con la cubeta” a Bejarano, a Ahumada, a Imaz, y a quien se pusiera enfrente.
Con el riesgo de que se les cayera el tinglado, los perredistas metieron a Bejarano unas cuantas semanas a la cárcel (con todos los privilegios, pues hasta salió mas gordo, rebosante, y hasta indignado). Al final, otra tomadura de pelo colectiva. ¿Quien hizo justicia? Nadie. ¿Quién pago por los delitos producto de los videos? Nadie.
Siempre la salida fácil es la creación de “chivos expiatorios” para resolver cualquier “escándalo”. (Y ya ni hablemos de “la Paca”, ni otros escándalos más añejos).
Nunca se recurrió a la aplicación de la ley, a las investigaciones, ni al castigo de los responsables; todo fueron tramoyas mediáticas como la que hoy nos ocupa. Donde se nos presenta a un ex -jefe de la policía, que bien podría no hablar nunca. Pero que hoy es el “principal responsable”. Que era el más buscado(pero ya se encontró), que estaba "enfermo", que tenía fotos de presidente, que bla bla bla.
Puras mamadas!
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