Dos colosos de la literatura abandonaron este plano físico: el portugués Jose Saramago, y el mexicano Carlos Monsivais.
Los dos, unos grandes en el arte de la escritura moderna. Ambos muy cercanos al períodismo, importantes estudiosos de esa madeja caótica que es nuestra realidad actual.
Ambos geniales, eruditos, irreverentes, agudos, irónicos, insumisos, siempre cuestionando las actitudes autoritarias ...
Lo que se va a extrañar de ambos es su sentido del humor tan agudo; poseedores de un humor negro y ácido, efectivo, y que clarificaba muchos conflictos que de otra forma serían difíciles de abordar y de comprender. El sentido del humor desarma los conflictos creados por la razón, ambos lo sabían, y crearon su arte a partir de eso. Ejemplos hay muchos; parece mas notorio en Monsivais, pero Saramago no se quedaba atrás, leer el "Evangelio según Jesucristo", "Ensayo Sobre la Ceguera", o "El Hombre Duplicado", es entrar en el máximo arte de la ironía -humor al fin-.
En cuanto a Carlos Monsivais -coloquialmente conocido como "Don Monsi"-,su aparente ubicuidad lo hacía el personaje perfecto para intentar comprender esta esquizofrénica ciudad -el D.F.-; e igualmente era la piedrita en el zapato para las actitudes mas retrogradas y conservadoras de nuestro país. Un hombre curioso, con hambre de hacer y conocer. Su estilo quedará como único e irrepetible.Como dijo Octavio Paz: "en México se practican todos los géneros-literarios-, y el género Monsivais".
Monsivais nos dejó crónicas estupendas, llenas de humor, de un desparpajo consciente y hasta ordenado crónologicamente, de una picardía mexicana atípica por su sesuda reflexión; con su muerte sencillamente se hace parte de sus lectores. Lo más probable es que ahora "Monsi" sea valorado-y leído- por mas sectores de nuestra sociedad mexicana, y no solo por la clase media educada, o las altas esferas de la intelectualidad. Que no es lo mismo a ser conocido por sus apariciones televisivas -siempre entretenidas-.
Por cierto, no muchos comulgaban con las ideas y opiniones de Monsivais; y de eso se trataba, eso era algo que el celebraba y alentaba. Su pensamiento crítico era independiente, y esta cualidad le otorgaba cierta distancia, necesaria para ejercer una crítica que desnudaba y desmantelaba la "realidad". Lo mas probable es que muchos se sintieran excluidos, y no compartieran al cien por ciento sus posturas u opiniones. Con suma naturalidad, Monsivais era dueño de un pensamiento tan independiente que sin contradicciones alentaba las diferencias, y al final lograba hilar los puntos de vista en apariencia contrarios.
Queda dentro de su herencia esa maravilla de museo que es el Museo del Estanquillo en el Centro Histórico de la Ciudad de México; que revalora con justicia el amplio bagaje de la historieta mexicana a través del tiempo.
Yo personalmente extrañaré sus intervenciones periodísticas, como su celebre columna "Por mi madre bohemios" -en su última etapa en el semanario Proceso-, donde con ingenio ponía en evidencia las tarugadas y la incontinencia verbal de "nuestros" gobernantes y funcionarios públicos -que no dejaban de darle material todos los días-.
Alguna vez fui a una de sus conferencias, y de verdad que era impresionante su memoria prodigiosa, y desternillantes sus intervenciones cargadas de un humor ácido y cínico, que contrastaba con la ñoñes e hipocresía de la mayoría de los representantes de la "intelectualidad" que departian en las ponencias.
Hasta el más "pintado" quedaba desnudo frente a la devastadora lógica de Don Monsi.
Eso me recuerda la vez en que en televisión casi hizo llorar a los
"irreverentes" personajuchos de "el Burro Van Rankin" y Estéban Arce en su propio programa -El Calabozo-. Se supone que ellos se burlarían de el como acostumbraban hacer con sus invitados, y salieron tranquilados, quedando como los idiotas que son, y en su propio terreno. Impagable. Años después el inútil de Facundo quiso superar a sus maestros y tomó el reto de invitar a Don Monsi a su showsito, e igualmente quedó como el tarado que es; esta gente no entiende.
En fín, tantos recuerdos-ya ven que todos tienen por lo menos una anécdota con Monsivais-; como cuando veía a Monsi en el tianguis del chopo comprando discos de Blues, o bootlegs de Janis Joplin; o incluso -a mitad de los años 90`s- en alguna tocada punketa rodeado de chavos-y no tan chavos- con crestas pintadas, mirando impávido el tremendo slam . Este señor se sentía a sus anchas en medio del caos, por eso amaba y entendía, más que muchos otros, esta ciudad y este país. Q.E.P.D.
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