"Ciudadano": que concepto tan bizarro y tan ajeno en nuestra sociedad mexicana-latinoamericana-. Donde el contractualismo-la teoría del contrato social-es mera fantasmagoría.
¿Como se concebirá como ciudadano cada persona en su mente? ¿Respetuosamente ojete; tolerantemente irascible? Si cada quién jala agua para su molino, y no piensa cambiar de actitud; fingirá un poco que no es tan cavernícola, dirá "buenas tardes" con gesto adusto cuando lo considere conveniente, o dejará pasar antes a una chica para verle las nalgas, como quien ve de reojo fotos de gente mutilada en el periódico amarillista que cuelga en los puestos.
Tal vez solo es "ciudadano" cuando le miente a sus hijos, y se los chorea poniéndose como ejemplo digno, soltando retahílas de palabras huecas-como actor acartonado de anuncio de campaña gubernamental-, regodeándose con anécdotas exageradas o prestadas.
Es ciudadano ejemplar cuando acepta, con resignación, pagar precios inflados en gasolina o productos; cuando reprueba la actitud de "la mala" -"antagonista", les dicen, para que suene chic- mientras ve telenovelas. Se transforma en ciudadano cuando se queja de lo mismo de lo que nos quejamos todos; cuando exagera la supuesta bonanza del pasado; o cuando se une a los prejuicio en contra del que es más alcohólico, o más drogadicto que el. Se consolida como ciudadano exitoso, cuando logra zafarse de la policía sin soltar mucho dinero; o evade el alcoholímetro triunfalmente.
Tal vez somos ciudadanos por que optamos por no asesinar ni robar hoy, "solo por hoy".
No hay comentarios:
Publicar un comentario