martes, 9 de junio de 2009

Metallica en México -2009.



Es difícil ser parcial a la hora de hablar de la música que te ha acompañado durante años; que representaba tantas cosas para ti. En mi caso-y aunque suene ridiculo-, la música de Metallica representaba una especie de bandera, una filosofía de vida.
Las letras de James Hetfield llenas de pesimismo -o de optimismo realista; como dirían ahora algunas chicas que están en la onda de la terapia y la autosuperación-, su violencia escupida en forma de gruñidos junto a riffs de guitarra machacantes y tecnicos, sus reflexiones de la vida -y de la muerte- en cada una de sus canciones, me hablaban de algo que yo ya pensaba, pero que no había sido capaz de darle forma en palabras tan exactas como las usadas por el viejo gruñón de Hetfield.

Esos riffs secos, contundentes; y ese dramatismo que caracteriza su música, junto con los gruñidos desesperados de un joven Hetfield. Lo tenían todo para ser la banda favorita de millones. El desencanto y el nihilismo del Punk (que muchos no vivimos en su momento) era historia antigua. Llegaban unos legítimos herederos del metal; cuatro tipos que salían al escenario con la misma ropa con la que andaban por la calle; cuatro greñudos cerveceros que venían a escupir netas, realidades mas allá de ese -supuesto- nihilismo ciego del Punk, personajes salidos de un garage de ensayo, que se cagaban de risa hasta de sus propios ¨amos¨, de aquellos que desvergonzadamente movían los hilos. Y encima hacían todo esto con la convicción de saber que confeccionaban música rompedora, épica, llena de matices, sin fisuras; una mezcla bien mesurada de pesadez y de virtuosismo.

Wherever I May Roam

Sería ocioso tratar de contabilizar el número de veces que escuché discos como ¨Master of Puppets¨, o ¨Ride the Lightning¨. Sonaban en mis oídos , y salían directamente de mis walkmans, o del estereo en casa. Lo escuchaba antes de entrar a la escuela, y era la inyección de actitud que necesitaba para afrontar cada dia; era mejor que las vitaminas. Y soñaba con los futuros trabajos de los californianos, ¿seguirían rompiendo esquemas de forma tan elegante?

Recibí bien el ¨Black Album¨. Recuerdo que en la navidad del 91 Santa Claus (ese anciano voluble, pero magnánimo) me trajo una copia en CD (yo ya tenía el cassette; pero no era lo mismo ante la entonces relativamente novedosa tecnología del CD), y recuerdo vivamente como toda esa navidad escuchaba el black album con cierto placer culposo; pues ahora –presentía- Metallica ya no era algo exclusivo para mi y mis amiguetes que hacíamos patineta, escuchábamos metal, y vagábamos durante toda la tarde (en esa época los policías no te jodían tanto, estaban ocupados con delincuentes y delitos de verdad; además no tomábamos ni nos drogábamos, solo nos inyectábamos metal y hard rock ).

En cierto sentido ¨compartíamos¨ el éxito, por todo lo alto, del que estaba gozando Metallica. Sentíamos –ingenuamente- que nosotros colaboramos a ello; que por fin se hacia justicia (para todos!), y las bandas que valían la pena, las bandas de verdad (y no U2s ni Poisons) cosechaban el reconocimiento masivo que merecían. Nunca imaginamos el nivel tan masivo al que Metallica accedía. En nuestras cabezas sonaban aún frescos himnos como ¨Whiplash¨, o ¨Fight Fire With Fire¨, ¿quién iba a decir que los autores de semejantes trallazos pronto sería veleidosos rock stars?

Sad But True

El mundo dio vueltas; las guerras se transmitían por CNN, no había que salir de casa para jugar con los cuates, puesto que los videojuegos ofrecían todas las posibilidades desde la comodidad del hogar, la parodia y el sarcasmo ahora venian directamente de los Simpsons (ya no había necesidad de ser ingenioso, ni fusilarse ideas de la revista MAD), y parecía que hasta para fajar con la novia era necesario llevar un condón. Las calles (nuestro hogar natural) se volvieron más peligrosas; había que cuidarse tanto de asaltantes como de corruptos y violentos policías. El mundo era más negro, pesimista, y desigual, como lo advirtió Metallica. Y ellos ahora gozaban de un status muy superior; se habían mudado a un barrio mucho más lujoso que las mugrosas calles de la clase media luchona. Nadie más logró lo que Metallica; hubo muchos candidatos. Algunos seguimos a la banda hasta que nos dio la espalda años después con discos tan sosos como ¨Load¨. Y continuamos con nuestra vida musical por caminos más extremos y de una calidad ambivalente.

Metallica 2009 Live in México.

Lo que me queda de los recientes conciertos de Metallica en nuestro país son sentimientos encontrados. En cierto nivel (por lo explicado anteriormente) debió ser el concierto de mi vida; sonaron soberbios, con un sonido inédito y jamás logrado antes en ese recinto (el foro sol). Nos bombardearon con los mejores temas de toda su carrera; pero por otro lado –yo no olvido tan fácilmente Reloads y St. Angers- era obvio que se trataba de otra banda, de otra actitud, de otras vías. Eran las canciones correctas, la banda correcta, y el sonido soñado; pero, algo no terminaba de encajar, se trataba de la convicción de la banda por hacer lo que hacen.

Pero tal vez me estoy clavando en la textura. Solo dar gracias a los amigos que me acompañaron, que hicieron esta experiencia posible. Chido banda.

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