martes, 13 de mayo de 2008

¿Que esta pasando?

What´s going on? Se preguntaba Marvin Gaye, y con justa razón, ante la política arrivista, corrupta e inepta de su época.

Hoy, en nuestro país -México-, con una propaganda arrolladora, los representantes del Estado nos dicen que no debemos olvidar nunca el sentimiento de miedo; principalmente, no debemos de dejar de tener miedo ante la delincuencia, y a la vez, sin contradicción aparente, que debemos denunciar todo delito que veamos, pues de lo contrario somos "parte de la delincuencia". Una forma conveniente de pintarlo todo de "negro y blanco", sin cortapisas ni tonos intermedios- una formula típica de los gobiernos fascistas-. Este discurso convenientemente pasa por alto la infiltración y la descomposición de las corporaciones policiales, lo cual genera una inevitable desconfianza entre los ciudadanos, quienes en muchos casos se preguntarán, y con razón, qué cabe esperar de instituciones que no pueden garantizar ni la seguridad de sus propios mandos.
Esta formula nos la podría describir cualquier historiador, y nos advertiría de sus funestas consecuencias, pero todo pasa ante nuestros ojos pasmados, paso por paso: El ejecutivo -la cara visible de un gobierno- nos dice que poco puede hacer (solo alarmar, al parecer) y reclama al poder Legislativo para que endurezca las penas carcelarias y al Judicial para que deje de excarcelar a criminales. Atentando contra el principio de separación de poderes e ignorando que muchas de las excarcelaciones y las absoluciones se originan en acusaciones mal construidas desde las primeras instancias, y que de todos modos nueve de cada 10 delitos cometidos en el país no se traducen ni siquiera en una orden de aprehensión cumplida.
Paralelamente se “exige” a los medios y a los informadores que acepten y difundan de manera acrítica las versiones oficiales sobre el combate a la delincuencia, aqui resulta inevitable recordar que el gobierno federal carece de cualquier atribución legal para formular estas versiones (siempre propagandisticas y edolcoradas), y que la declaración misma es, además de un amago a la libertad de expresión, un despropósito de tintes autoritarios y hegemónicos. Por añadidura, la insinuación de que la crítica a las políticas de seguridad en curso denota complicidad con el crimen organizado constituye un barrunto de chantaje, inaceptable e impresentable en un entorno democrático; una presión orientada a inducir la autocensura y, a fin de cuentas, la manifestación de una creencia inadecuada y peligrosa para el ejercicio del poder: los problemas se resuelven si se deja de mencionarlos, y para que las estrategias gubernamentales tengan éxito basta con que los medios las celebren y se abstengan de expresar señalamientos críticos en torno a ellas.
No es un secreto entonces que buena parte de la violencia sea perpetrada por los mismos estados, sin voluntad política para combatir la violencia de la sociedad.
Solo la ineptitud y la falta de voluntad para cumplir sus funciones explica la arrogancia con la que se comportán los cuerpos policiacos; para ellos todos los ciudadanos son criminales o están a punto de serlo, por que asi se los han hecho ver quienes les dan las ordenes. Solo la ineptitud explicaría por que 19 policias asesinaron a mi hermano a unas cuadras de mi casa, y para justificarse enarbolan el tán sobado argumento del "combate a las drogas". Y ahora, aparte de perder a nuestro ser querido, debemos defenderlo de las falsas acusaciones que se le imputan, debemos soportar la corrupta sombra de nuestras autoridades que nos dicen que "fue un error", y que casi nos dicen con su soberbía y apatía "¿que le van a hacer?".
¿Que diablos esta pasando? ¿Como llegamos a esto?

Como dijera el alcalde Diamante (Quimby) de los Simpsons: "Esta bién, soy ineficiente ¿que van a hacer? se tienen que aguantar, lo dicen las leyes..."

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