lunes, 4 de mayo de 2009

Miedo mata ira.

Nos encontramos en una especíe de ¨meseta¨, una etapa secundaría en esta contingencía contra la influenza.

La influencia de la influenza a transtocado cada aspecto de la sociedad en el Distrito Federal y el área conurbada.
Pasamos de la franca confusión -cortesía de nuestros gobernantes siempre con la guardía baja en estos menesteres- a una étapa donde nos dicen, que si bién, ¨todo esta controlado¨, la epidemía ¨puede ser peor¨, y que ahí, ellos nos avisaran de como debemos actuar y de que es lo que debemos o no hacer; que esto es indefinido e impredecible -aunque las víctimas confirmadas seán mucho menores de las que se manejaron en un alarmante principío.
Si yo quisiera ponerme paranoico y conspiracionista, no sería difícil pensar que todo este ¨estado de emergencìa¨resulta demasiado conveniente para los regímenes políticos de nuestros paises -con notables tintes totalitaristas y represores-. Ellos vigílan, y en las calles todos debemos marchar al ritmo que ellos digan, carecer y padecer un virtúal desplome de los comercios y del aspecto laboral. Usar el tapabocas como las autoridades ¨sugieren¨ -aunque la dichosa telita, con una incomoda liga, sea un mero placebo, y no sirva de mucho para fines prácticos- no salir, no comprar, no, no, y no. Y hablando de lo laboral, miles de personas que ya vivían en una situación crítica e insostenible, ven como sus garantías laborales se van a caño. Es muy fácil recomendar que se permanesca en casa y que no se salga ni a trabajar; pero si no se trabaja, no se come, eso es un hecho.

El miedo es la herramienta número uno de la propaganda. El miedo mata incluso la ira que la gente siente ante tanto ninguneo y abuso. Miedo a la muerte es lo que pretenden vendernos ahora. Con amenazas de este tipo como no ceder.

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