lunes, 2 de noviembre de 2009

En el laberinto...


El día de ayer transmitieron por la tele la película "El laberinto del Fauno";y no pude evitar recordar como mi hermano Ari y yo estábamos obsesionados con dicho film -durante el año en que salió-.

Siempre seguimos muy de cerca la carrera de Del Toro; su cine -entre barroco y comercial, esto ultimo dicho sin sentido peyorativo- llenaba justo el espacio que hacía falta en el triste y árido panorama cinematográfico nacional: un cine que apelaba a la imaginación, a lo fantástico; pero hecho con elegancia, fuera de lugares comunes y burdos. Mi hermano y yo vimos muchas veces “La Invención de Cronos” en la video -casetera-, siempre sorprendidos con los elementos que manejaba. Tiempo después, incluso acudimos al cine a ver la primera incursión cinematográfica en Hollywood por parte del gordo del Toro: “Mimic”. Recuerdo como la mayoría de la gente en la sala de cine no sabía muy bien cómo reaccionar ante semejante película, pues aunque en principio parece seguir algunos parámetros hollywoodenses, en momentos, alegremente se alejaba de estos, y se regodeaba en el asco que el ser humano le tiene a las cucarachas-ya hacía falta este enemigo terrorifico en el cine!-. Ari y yo la disfrutamos como nadie; pues el cine delirante y con toques de terror era uno de los estilos de cine que más nos gustaban. Con este historial, “El Laberinto del Fauno” nos rompió la madre, con su sutileza y elegancia; con su poesía de imágenes. No pudimos quedar indiferentes a la magia que la película desprende. Y de alguna forma tácita comprendimos la actitud del personaje del Fauno. Finalmente, los mundos de fantasía, son también fácilmente corrompidos. Así es en la vida, y en los cuentos.

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