Y vuelvo a escuchar ese disco, obsesivamente,como cuando era adolescente; o como cuando creía-ingenuamente- que ya había superado todos los problemas y traumas inimaginables -en mi juventud-. Vuelvo a poner ese CD-ahora objeto añejo- con el booklet algo desgastado, como una sana costumbre. ¿Cuantas cervezas no he tomado a la salúd de ese album clásico? ¿Por que lo sigo poniendo como si se me fuera la vida en ello-si ya hay formatos digitales y la chingada-?¿Por que hubo un tiempo, incluso, en que me harté de esta joya, y hasta desconocí a mis héroes, preocupado por "lo nuevo", "lo más brutal"? reprochando, tal vez, que "el sueño", la banda, durara tan poco tiempo en activo. La cruz y los craneos-esta vez- son la señal.
P.D: ¿Nunca han sentido ese apetito por la destrucción?
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