De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ser hombre joven en países con bajo ingreso, alta desigualdad social y problemas de delincuencia organizada, en especial narcotráfico, constituye el mayor riesgo de morir asesinado.
El “Estudio global de homicidios 2010”, elaborado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNDOC, por sus siglas en inglés), establece que lugares como Centroamérica (donde coloca a México) se han vuelto algunas de las regiones más peligrosas del mundo.
El documento establece (con cifras del año pasado) que en el territorio nacional se registran casi 20 homicidios por cada 100 mil habitantes, mientras países como Honduras tiene más de 80 asesinatos y El Salvador más de 60, en todos los casos por cada 100 mil residentes.
Señala también que en términos generales, los homicidios por arma de fuego son mucho más frecuentes en el continente americano, en comparación con el europeo.
Así 74 por ciento de los asesinatos en América está relacionado con armas de fuego, mientras que en Europa la cifra equivale a 21 por ciento.
Respecto al narcotráfico, el estudio dado a conocer en México por la representación de la ONU destaca que esta actividad ilegal tiene como principal propósito obtener más ganancias económicas por el tráfico de sustancias.
En ese sentido, por naturaleza los grupos delictivos prefieren mantener un bajo perfil y no hacerse ver por las autoridades de procuración de justicia, en lo que se denomina la “pax mafiosa”.
“En otros casos, particularmente cuando hay una escalada en la confrontación con las autoridades o con otros grupos rivales, la presencia de grupos del crimen organizado puede provocar un crecimiento en la violencia y los homicidios”, expuso.
Esto es lo que ha ocurrido en algunas regiones como Centroamérica y México, donde otros factores como la presencia de armas de fuego, la crisis económica y la alta proporción de población joven se combinan para producir un mayor número de homicidios violentos.
El documento aclara que el hecho de que no haya muchos asesinatos violentos tampoco significa que el crimen organizado no se encuentre activo y operando, como ocurrió, por ejemplo, a principios de los años 90 en Italia.
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