martes, 10 de febrero de 2009

Iron Maiden en los 90´s -parte 2





Después del disco -que para muchos representó un tropiezo en una carrera sólida- “No Prayer for the Dying”, Maiden completó una gira de promoción algo atípica. En primer lugar, en la mayoría de las fechas la banda se presentaría en recintos de capacidad medía, o en lugares francamente pequeños para el nivel ya conquistado; con mucho menor capacidad comparados con los estadios llenos, donde Maiden hacía a su antojo. Esto fue estrictamente por decisión de la banda. Tal vez le querían dotar de cierta química, cierta credibilidad callejera a Maiden. O se hartaron de los grandes escenarios por un tiempo. Por otro lado, la gira se acortó al final alegando que esto se debía a que estalló el conflicto armado denominado como “La guerra del Golfo”.

Aunado a la entrega desangelada que representó “No Prayer for the Dying”, y a la peculiar gira de promoción, existía incertidumbre en torno a la banda. Aunque por el lado positivo, el grupo se mantuvo vigente en estos turbulentos años. Se intentó regresar a un sonido básico y directo; los videos que se desprendieron eran alucinantes. Hubo un sector de fans complacidos con el disco Maideneano del 90 -y un sector de recién llegados fans que no encontraron problemas con el rockero sonido de “No Prayer for the Dying”-; y Janik Gers -al principio- sorprendió con su actitud escénica, fuera de control con sus bufonadas. Aunque quedó claro que Adrian Smith era parte fundamental del sonido de la banda.

-Miedo a la oscuridad. Tengo la fobia de que alguien siempre esta ahí-.

En en 92, sin excusas, sin disculpas, volviendo con una actitud “a lo grande” que caracterizó a Iron Maiden en buena parte de su carrera, se lanzó el noveno álbum de la banda inglesa: “Fear of the Dark”.

A pesar del cambio de artista para el diseño de la portada-se prescindió del arte de Derek Riggs- se nos muestra un arte impactante en la cubierta, con un Eddie- árbol algo más siniestro de lo acostumbrado.

La pieza que da título a la canción y al disco, versa sobre un tema universal: el miedo; más específicamente el temor atávico en el ser humano a la oscuridad; a lo desconocido. A mi este tema a tratar me recuerda a la premisa de la narración corta “Sombra -Una parábola” de Edgar Allan Poe; y tomando en cuenta la afición de Maiden de hacer suya una historia clásica, no sería raro que existiera relación.
El tema homónimo del álbum esta vez aparece hasta el final del mismo, cerrándolo. Y se convertiría en una de las canciones más celebradas en vivo; cobrando, de hecho, una identidad propia en una situación “en directo”, gracias a la interacción banda- público; al toque maestro a la hora de desarrollar la canción, y claro que si, redondeada por su gran coro-. Esto la hace un momento importante en los conciertos.
Este hecho lo ha podido verificar cualquiera que haya presenciado un recital de Maiden donde se haya interpretado; o con tan solo escucharla en los discos en vivo de la banda donde aparece listada. Simplemente es algo que va más allá de las palabras.

Pero además, el disco abría con otro tema que también sería recurrente en los conciertos del grupo: “Be Quick or be Dead”, una potente pieza, que queda muy bién a lado de otras rápidas e intensas canciones creadas por la banda.
El pegajoso coro de “From Here to Eternity” la hacía memorable; y su correspondiente vídeo brindaría imágenes alucinantes.
“Wasting Love” , “Afraid to Shoot Strangers” y “Judas be My Guide”-este último tema es puro Maiden clásico- redondearian el disco. El resto del material es , para tratarse de Maiden, aceptable; aunque algo “regular”, o en algunos casos mediocre -“The Aparition”, y la AC/DCeana “Wekeend Warriors-.

La voz de Dickinson parece reflejar ciertos estragos a causa de las giras y grabaciones ininterrumpidas. En muchos de los temas se dedica a gruñir las canciones con una voz rasposa, nasal, algo cansina. En temas de corte más épico como en “Fear of the Dark”, o “Afraid to Shoot Strangers” canta en un tono algo bajo -para tratarse de Bruce-, pero de manera melodramática, de tal forma que hace encajar su voz y sus palabras a la perfección con la cadencia y "mood" que genera la música. Buen oficio, o piloto automático, como quieran llamarle.
En temas como “The Key of the Fear” realmente muestra un trabajo vocal interesante, y que se desenvuelve paulatinamente, conteniéndose a ratos, para explotar con líneas vocales bien insertadas. Aunque repito, se notaba que la voz de Bruce ya era otra. Y que sus ideas estaban lejos de la frescura de antes.

Para muchos, el tema de la voz de Dickinson en FOTD, es motivo de quejas y reproches. pues les suena forzada, poco natural, desgastada, e irritante. Yo pienso que tampoco es para tanto. Es un registro y un "approach" distinto al acostumbrado. Que aunque de una calidad menor, logra encajar con la música en otros terminos.

"Fear Of The Dark" es un disco muy largo, épico -algó monótono-; pero que continua explorando el sonido expuesto en el anterior “No Prayer for the Dying”, y es, en muchos sentidos superior a dicho album, principalmente como una entidad; como colección de canciones -algunas de ellas mucho más efectivas que las contenidas en "No Prayer..."-. Un avance correcto por parte del grupo inglés. Con relamazos progresivos.

Pero aún con todo lo que se pueda hablar a favor, "Fear of the Dark" mostraba un perfil más bajo que el Maiden de la edad de oro (80´s). Aún asi, un poco de la magia Maiden seguía funcionando, y el disco probó ser exitoso en cuanto a ventas.

Aunque otros veían señales de fatiga, y falta de inspiración por parte de la banda.
Resultó un trabajo “de formula” pero que demostró ser efectivo. Y recalcar, una vez más, que el mundo Maiden se vio sacudido por la canción “Fear of the Dark”.

Esta vez la gira múndial de “Fear of the Dark” cubrió lo impensable: terreno Sudamericano, Mexicano, Neo Zelandez, y Australiano. Y tocó por vez primera en paises del sudeste asiatico como Indonesia, Corea, Taiwán, y la India. En Sudamérica grupos religiosos acusaban a la banda de ser “satánistas”, y de incitar a la práctica y a la participación en los terrenos de lo oculto. En esta zona “virgen” del planeta, bandas como Maiden parecían revivir sus años de gloría. En este lado del mundo también se estima y se siente a Maiden.

1993. Año de ruptura.

Muchos tomaron con cinismo la noticia de la separación de Bruce Dickinson del seno de Iron Maiden. “Ya se veía venir”, “Ya no la estaban haciendo como antaño, es justo que se separen y replanteen su futuro”, "eso de Maiden ya ni estaba de moda...", "Who cares?".

A mi la noticia me supo mal. Si, efectivamente Maiden ya no tenía esa magia de antaño; pero yo auguraba cierto futuro en la banda de la mano de Dickinson. La noticia de que Bruce abandonaba la nave me pareció que podía acabar con la otrora invencible maquinaria Maiden. Tal vez todos necesitaran un respiro; eso era seguro.
Pero yo no terminaba de comprender por que tanto enfado con Bruce; si mientras el estuviera con Maiden, y posiblemente regresara Dave Murray, todo estaría a flote. Pero no. Ni siquiera los integrantes pensaban, en esos momentos, que permanecer con Bruce fuera la decisión correcta. Tenían que distanciarse aún más; a pesar de todo lo que tiraban por la borda.

De común acuerdo con Bruce, la banda inició entonces una gira de despedida. Se lanzaron también ese mismo año dos sendos discos en vivo -más bién compilaciones en vivo-: “A Real Live One”, donde se interpretaba material compuesto por la étapa del año 86 al 92; y “A Real Dead One” con canciones de los primeros años de la banda. A pesar de estar compuesto de cortes de diferentes conciertos, son documentos bastante interesantes y jugosos. A resaltar las versiones en vivo de “Fear of the Dark” , “The Evil that Man Do”, “Heaven Can Wait”, y “Be Quick or Be Dead”, o incluso “Bring your Daughter...to the Slaughter” contenidos en “A Real Live One”. Por obvias razones predominaba canciones del “No Prayer for the Dying”, de “Seventh Son of a Seveth Son” y de “Fear of the Dark”; dicha selección de temas ha resultado en una queja constante por parte de muchos fans; pero a mi no me parece para nada un disco en vivo prescindible; al contrario, es un gran album en vivo; digo, es Maiden moviendo a las masas con sus entonces "nuevas" y pegajosas canciones diseñadas para ser tocadas en estadios. Entonces que ha nadie le sorprenda el uso de algunos tics “cheese” -chafas- y ochenteros. En vivo estas canciones logran cobrar otro sentido.

En "A Real Dead One", los temas clásicos de los primeros tiempos de la banda adolecen de un tratamiento vocal adecuado. Pero algunas piezas ganan en intensidad al ser tratadas en vivo. Canciones como “Two Minutes to Midnigth”,o “Iron Maiden” suenan atronadoras; otros temas brillan por la fuerza con que son ejecutados, y por la respuesta entusiasta del público congregado. Cuenta con algunas actuaciones mas intensas unas que otras, haciendo el producto final algo disparejo, a causa, como se dijo, de que se trata de una compilación de temas en vivo, constituido de tomas de diferentes lugares. Esto les resta puntos a ambos trabajos. Pero a su favor, los dos contienen algunas grandes tomas en vivo de la banda.

Maiden,como lo conocimos en su época de oro, se estaba despidiendo por un largo rato. Y nos dejaba estos regalitos en vivo como un legado. Discos que pretendían seguir la tradición asentada por “Live after Death”, ese legendario en vivo que marcó de alguna forma “un antes y un después” en la vida de la banda; grabado en el ya lejano 85. Desde entonces ya había pasado de todo en la historia del combo inglés, pero principalmente experiencias exitosas, enriquecedoras, con una gran retroalimentación por parte de los fans y de una banda que se exigió mucho a si misma, y que, con cierta integridad, triunfaron a su manera. Con más mérito que otras bandas de su época. A pesar de las constantes criticas negativas, y el azoro de los medios y personas de los sectores más conservadores y "borregos".

Otro disco en vivo que salió al mercado ese año (93) fue la grabación de su legendaria actuación en Castle Donigton en el marco del festival Monsters of Rock del año 92. Excelente documento en vivo. Que se come -sín problemas- al "Real Dead One", y a su hermanito jorobado y despreciado “A Real Live One”. Originalmente "Live at Donigton" se ofrecio en un triple vinyl de edición limitada, pero luego -para disfrute de muchos- fue un disco habitual en el catalogo del grupo. Es de entrada impresionante escuchar la respuesta de los miles de asistentes frente a algunos temas como “Hallowed Be Thy Name”, “Running Free”,“Heaven can wait”, “Run to the hills”,“2 minutes to midnight”,o “Iron maiden”. A pesar de la pobre producción , y la naturaleza cruda de este disco, es posible revivir la importancía y validez de ese gran momento en vivo.

Después de la gira para promocionar los discos "en vivo" lanzados, denominada “A Real Live Tour”, Bruce se despidió de la banda y del público seguidor de Maiden; y entonces se enfocó en su carrera de solista -que resultó ser, a pesar de las ideas y el esfuerzo legitimo, más bien regular y discreta-.
Y el futuro de Maiden se veía colgando de un hilo.
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Nota: ya no completé la tercera y última parte de estos post acerca del Maiden noventero y su discografía, pero honestamente no tuve-ni he tenido- el coraje de afrontar la escucha de sus mediocres discos con Blaze Bayley; de solo pensar en escuchar el Virtual XI, me duele la cabeza, lo siento por el momento. Algún día enfrentare tan dura tarea.

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