miércoles, 11 de febrero de 2009

Propaganda y control.

Por enésima vez, gente de la política latinoamericana de alta envergadura,-en este caso- los ex presidentes de México, Ernesto Zedillo; de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, y Colombia, César Gaviria, pidieron la descriminalización de la tenencia de marihuana para su uso personal y el "cambio de paradigmas" en el combate a las drogas.
Los presidentes lanzaron esta propuesta en calidad de líderes de la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, un grupo integrado por 17 personalidades de la región que pretende impulsar un nuevo abordaje al problema del narcotráfico que sustituya a la "ineficaz" estrategia de "guerra" a los estupefacientes.

"El problema es que las actuales políticas están basadas en los prejuicios y temores y no en los resultados", afirmó el ex presidente colombiano, en una rueda de prensa en la que se presentaron las conclusiones de la Comisión, que ha trabajado un año en la redacción del documento.

La Comisión consideró que la política de represión y criminalización del consumo, practicada en las últimas décadas, ha fallado tanto en la erradicación de los plantíos como en el combate a las redes de distribución.
Las recomendaciones del grupo se van a presentar a los gobiernos latinoamericanos, a Estados Unidos y la Unión Europea (UE), aprovechando que se ha generado "un clima" para abrir el debate tanto por la apertura de algunos estados como por el pragmatismo del presidente Barack Obama, en palabras del ex gobernante colombiano.
"En muchos estados de EE.UU., como es el caso de California, han comenzado a cambiar la política federal en cuanto a la tolerancia de la marihuana para fines terapéuticos, y en Washington hay un cierto consenso de que la actual política (de represión) está fracasando", afirmó Gaviria.
Los ex mandatarios mostraron confianza en ser escuchados por Estados Unidos, puesto que el nuevo ejecutivo de ese país maneja informes que señalan la "ineficacia" de medidas que se han tomado para intentar subir el precio de las drogas o para reprimir al narcotráfico, lo que ha multiplicado los presos "por diez".
La despenalización de la marihuana debe estar acompañada de tratamiento a los adictos y de campañas de concienciación y prevención, sin las cuales se podría "profundizar" el problema de la criminalidad relacionada a los drogodependientes, según la Comisión.

Cardoso explicó que sólo han pedido legalizar la marihuana y no otros estupefacientes, como la cocaína, porque "hay que comenzar por algún lugar" y porque habría sido "liviano" y "poco realista" pedir lo mismo para todas las drogas.
Se escogió el cannabis por su gran implantación en todos los países de la región y porque es "menos dañino".
La Comisión también precisó que las estrategias represivas deben dejar de lado al consumidor para centrarse en la "lucha implacable" contra el crimen organizado.
El ex mandatario brasileño matizó que la represión no puede ser "a cualquier coste" y señaló que es una "violación inaceptable" la ejecución sumaria de los narcotraficantes por parte de las fuerzas policiales, sobre todo en países en los que no existe la pena de muerte.
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Y bueno, a estas alturas no hay que ser un especialista, o un ex-presidente que lleva años estudiando el fenómeno, para darse cuenta de que además de resultar ineficaz esta postura de abordar el consumo, la producción, y la venta de estupefacientes, funciona más bién como una forma de propaganda y de control social.

El autoritarismo y la represión siempre han sido herramientas de los gobiernos y de los grupos de poder; es la forma -que les ha resultado eficaz- de lograr sus propósitos, no importa lo radicales que estos sean. Ellos condenan, ellos prohiben, y ellos “castigan”. Ellos ponen las condiciones y si alguien se sale de la raya dejan caer el violento peso de sus fuerzas policiacas y militares -por estas razones, instituciones corrompidas desde su origen, creadas para someter, y para servir a sus amos-. Asi es ahora, asi ha sido en otras dictaduras, asi fue en gobiernos totalitarios como el régimen nazi, el franquismo español, o las dictaduras chilena y argetina. Y todos conocemos las consecuencias: los intereses de unos pocos por sobre la mayoría de la población, la violencia desatada, de la cual, por razones obvias, muchos gobernantes (los que encienden la mecha de esa bomba) resultan ilesos, gozan de sus privilegios, e incluso aumentan sus recursos; pero sobre todo controlan sin casi ninguna oposición. Y justificando todo bajo el parcial y manipulable rubro "Guerra contra...".

Por eso, a pesar de todas las recomendaciones, a pesar del sentido común, y la esperanza de un futuro mejor, los gobiernos que viven inmersos en su propaganda, una vez más impondran su política. Diran nuevamente, con la mirada en el suelo, mecánicamente, que esas ideas son risibles, que nunca va a pasar eso -que ni piensen que ellos cambiaran su conveniente postura- , que estan locos o “pendejos” aquellos que sugieran la despenalización de la motita. Y a continuar con la maquinaría propagandistica, con las ejecuciones viles, con los asesinatos y los abusos que no pueden ser justificados de ninguna manera en una sociedad sana y pensante (ideal de sociedad que en estos tiempos cada vez vemos más lejana).

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