lunes, 12 de marzo de 2012

Festival Vive latino en sus inicios.


Un experimento de OCESA
 
Sonaba como un buen experimento, un festival de bandas iberoamericanas, un Woodstock chafita para la generación ska, y los ya “desfasados”-para los medios masivos- seguidores del “rock en tu idioma”.
El evento se venía anunciando con antelación y se veía cierto nerviosismo por parte de los organizadores por que el show la hiciera. Como decía, era una especie de experimento de festival por parte de OCESA y algunos visionarios; en un periodo en que los eventos de grupos en español no representaban “el gran negocio”, menos comparados con actos internacionales. Así que en la radio y en los medios impresos se hablaba constantemente del festival solicitando el apoyo del respetable-público-y fans de las bandas. Yo no estaba muy tentado a ir, se escuchaba bien, pero creía que no era para tanto-aún lo creo-; sin embargo la oportunidad de ver a Ángeles del Infierno, Aterciopelados, la Barranca., Illiakuryaki, Dover y un intrigante etc. juntos en un mismo lugar por un precio razonable terminó de convencerme. Eso, y un amigo me vendió un boleto que le sobraba-su chava, que vivía en provincia, se echó para atrás, y ya no se lanzó al D.F.- .
El ambiente era el de un verdadero festival, y creo que eso es lo que le ha otorgado al “Vive” su éxito y duración: chavos y chavas en un ambiente relajado y desmadroso, bandas por aquí y por allá, nuevas y establecidas, y propuestas que de otra forma muchos no nos acercaríamos a conocer.

El incidente Dover.

Yo venía siguiendo a Dover, se transformaron de una curiosidad -para mi-, en una de las bandas que le pusieron soundtrack a esos -hoy ya lejanos- finales de los noventas. Sencillamente rockeaban cuando ya no se usaba rockear; pero tenían su sensibilidad pop, su ganchito comercial pero Friki. Conocí al grupo en el chopo, en una firma de autógrafos, y gracias a la banda chopera que organizaba estos eventos pude hablar un poco con los Dover. Su condición de españoles que cantaban en inglés, con claras influencias americanas en lo musical, era algo que llamaba mi atención; charlamos sobre AC/DC y el rock en España, y ahí noté cierta “mamonería” por parte de la vocalista Amparo Llanos; no es que fuera inaccesible, si no que tenía ciertas actitudes un poco absurdas, no se sentía al 100% comoda, como posando de grunge antisocial más de la cuenta-en pleno 98 ya-. El resto de la banda muy relajados- y muy enrollados como dirían en España-Sín embargo entró a la conversación qeu yo y otro chavo teniamos con su hermana. Cuando hablaba con Amparo me cortó en cuanto mencioné una revista española de rock-Popular 1- que ella dijo no era de su agrado-a pesar de verse muy influenciada por esta publicación en sus modismos y en su discurso; pero se notaba que quería pasar por iconoclasta-; además de echar pestes del rock en España mientras yo hablaba con su hermana, la guitarrista de la banda,sobre el tema-. Compré su disco “Devil came to me” había algo en su sonido post-grunge y en la vocecita de Amparo queriendo ser Kurt Cobain, además de su frikes hispana que me resultaba irresistible. Además por esas fechas pude evrlas en vivo en el mismo chopo. En una actuación deslumbrante. En donde la ansiedad de Amparo funcionaba perfectamente en una rabiosa actuación llena de momentos guitarreros a la grunge.
Así que me preparé para escuchar a Dover en "el Vive". El problema fue,que aparecieron en el escenario y, debido a una falla técnica, tardaron en tocar. Pasaron alguos momentos donde se notaba la incomodidad del grupo; y la gente, impaciente comenzó a apurar al grupo. Amparo ya tenía cara de “me la sudan” y esto el público lo tomo mal. Cuando por fin comenzaron con el show, los ánimos ya estaban calientes. Los primeros acordes los tocaron con cierta desgana o nerviosismo, y los problemitas técnicos y el mal audio continuaban; por lo cual mucha gente comenzó a abuchear y a meterse con el grupo. Su calidad de españolitos snobs que cantan en inglés contribuyó a que la gente no los recibiera tan bien, en un ambiente de música en español y del chauvinismo nacionalista que esto a veces conlleva. Amparo, en vez de apaciguar los ánimos, contestaba con arrogancia y palabras altisonantes; y si, con frases racistas llamando a la audiencia “indios”. Tal vez ella creía que esto no pasaría a mayores, o que era algo “inocente” en un ambiente rockero, pero el público lo tomo a mal. La gente comenzó arrojando cosas al escenario, y cuando se les acabó “el parque”, procedieron a romper un plástico-delgado y parecido a la fibra de vidrio-que protegía el pasto del lugar en esa ocasión. La batalla fue campal, y los Dover, tras una larga agonía -puesto que estaban dispuestos a acabar su set en medio de una lluvia de objetos- abandonaron el escenario asustadas y heridas- descalabraron a la vocalista-. Su frustración y coraje eran evidentes.Yo tampoco lo tomé bien, realmente quería ver a la banda y la cosa se salió de control. La gente siguió un rato lanzandose entre ellos, y al escenario abandonado, estos pedazos de plástico; y aquí me di cuenta del tipo de gente que prevalecía entre el público: no todos eran rockeros “respetuosos” y comprometidos con la música, acostumbrados a grandes conciertos; para muchos era su primera experiencia en un ambiente así, y estaban decididos a desfogarse ahí mismo. Esta infame guerrita de plástico era el preámbulo del “espíritu” al que mucha gente tiende en el Vive o en un estadio. El despiporre, el descojone-para que lo entiendan las de Dover por ejemplo-; el campamento del rock de escuela pública; o cruza de público amateur o de ocasión con ambiente de porristas de futbol en estadio: haciendo guarrerías y gamberradas. La bandita bien peda o entachada, las chavitas siendo apretujadas, el dizque Slam manchadón e inconexo, darse el “lujo” de bajar artistas que no son de su agrado-Natalia Lafourcade, Amaral,Calle 13- todo amparado por la banda, por la multitud que se da cita. El acto ya clásico de arrancar lonas o alfombras para hacer una “cama” que sirva para impulsar entre varios a una persona que a veces alcanza alturas peligrosas; las guerritas de agua, u orines-la chela no por que es cara-; la gran masa en su desmadrito de “rockerisimos” de fin de semana. El Vive ahora ya es clásico; por que resultó ser buen negocio después de años de la franquicia, con subidas y bajones-. Por que toque quién toque, el neófito, el distraido, o el fan from hell van a ir armar su cotorreo.

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