martes, 3 de junio de 2008

Al pan, "pan"...

Divide y venceras, decía el chaparro tirano de Napoleon.
Hace algunos años la gente de nuestropaís vivía seriamente desencantada de la clase política mexicana. Años de aguantar al PRI dejaron la honda creencia de que eso de la “democracia”, la justicia y las leyes, pues en México eran conceptos muy parciales; así que ¿para que hacerse bolas?, mejor se dedicaba uno a vivir lo mejor posible, y a los políticos no pelarlos mucho, pues decían y hacían muchas pendejadas. Los ojos foráneos veían con asombro como al mexicano promedio “le valían” los asuntos políticos, y que anteponían otros intereses. Para estos elementos externos era inconcebible, que un buen ciudadano, no se abocara de lleno a los asuntos políticos. Y de huevon, ignorante y “dejado” no bajaban al mexicano de a pie. Necesitábamos “politizarnos” para ser concientes de nuestro entorno y alcanzar por fin la tan esquiva democracia. Y esa sería la solución de todos nuestros tercermundistas problemas. Entonces, con el tiempo, (como 70 años) las opciones parecían ser varias, ya no solo era el PRI y el ultra conservador, clasista y segundón PAN, existía un nuevo partido (sospechosamente desprendido del PRI) que “englobaba todas las tendencias de izquierda” ; el partido del “hombre progresista”, la solución , la esperanza : ¡el PRD! (?)
Así que o estas o con melón o con sandía, y si te vale la política, por eso “estas como estas”; y “los pueblos tienen los gobiernos que se merecen” y punto. O eres un retrograda tirano y le vas al PRI, o un entusiasta de un “México mejor" (más puro , limpio y al servicio de dios), o eres un progresista de “izquierda” que a la menor provocación grita consignas y amenaza con un plantón (PRD). Ahora si, ¿querían variedad no? Aqui cada quién escoge su veneno.
No hay más sopas. Por lo pronto lo que hay es pan.

Francamente es difícil seguirles el hilo y comprender en su totalidad a estos panistas. Antes sabíamos que eran viejitos prepotentes dueños de fabricas y “mochos” hasta grados extenuantes; siempre queriendo demostrar que tan buenos católicos eran; o, en su otra presentación, eran norteñotes bigotones (también dueños de maquilas), que con maneras bruscas llegaban al poder en baja california o algo. Lo que si es seguro, es que ahora que están en el poder resultan tan demagógicos, simuladores, de doble moral, altaneros, arribistas y prepotentes con los gobernados, como lo eran los prístas más recalcitrantes en los sesentas. Aunque es justo decir que todas estas son características que aplican a nuestros políticos, sin distingo de colores o siglas partidistas. Pero aunque comparten vicios similares, en cada partido tienen sus peculiaridades, por ejemplo en su lenguaje o en los eufemismos y la retórica que utilizan para convencer a los electores de que ellos son la opción y no sus contrincantes.

El “buen político” hace como que cambia y transmuta, ayer hablaban de la “reforma agraria” y hoy hablan de la crisis alimentaría con una mano en la cintura y sin culpas, ni contradicciones aparentes. En lo que respecta al PAN, el perfil de sus políticos ha dado un giro impresionante a lo largo de sus 69 años de existencia. De Manuel Gómez Morín a Manuel Espino, de Adolfo Cristhlieb o Efraín González Luna a Vicente Fox o Germán Martínez, la personalidad, las actitudes, el discurso e incluso la ética de los panistas ha mutado.
No es lo mismo, ser panista en el partido casi familiar que nació en los años 30 como respuesta a las políticas cardenistas que pregonaban “el bien común”, que ser dirigente o militante del partido que desde hace dos décadas empezó a ser gobierno en los estados y que hoy es el partido gobernante a nivel federal desde hace 8 años y por lo tanto ha cambiado de intereses y ha repetido en el poder los mismos vicios de los que se escandalizaban como oposición.

Primero Vicente Fox y ahora Felipe Calderón nos dejan en claro que su forma de gobernar es tan parecida a los priístas, que de repente el “cambio” que supuestamente traería la alternancia es casi imperceptible. Toleran la corrupción, el tráfico de influencias, apoyan y cobijan la impunidad de viejos y caciquiles líderes sindicales, se protegen entre ellos y fomentan la impunidad, no les interesa modificar las estructuras anquilosadas del viejo régimen y, lo más grave, mantienen intacto el modelo económico y social que ha ahondado las desigualdades sociales y el abismo entre élites políticas y empresariales ricas, millonarias, y mayorías de mexicanos que subsisten en la clase media o en la pobreza de todo tipo.

-Algunos nuevos conceptos en el diccionario político.-
Pero empecemos con este intento de ilustrar el lenguaje de los nuevos panistas:
Mouriñazo: (del gallego “todo fue legal”) Práctica de tráfico de influencias para favorecer a las empresas familiares; dualidad de ser al mismo tiempo funcionario público y representante legal de un negocio privado, y firmar contratos privados con el área pública que se representa, sin que eso manche el plumaje marca Hermes.

Peje: (del dickmorresco “peligro para México”) Personaje que es la Némesis de los panistas. Como la criptonita debilitaba a Superman, el tropical acento de ese líder "carismático", tiene el poder de irritar y descomponer a los azules.

Hidelbrando: (nombre propio y a la vez de empresa contratista que manipula padrones) Apelativo que en su acepción original significa “espada de combate”, pero que en las campañas de 2006 se volvió más bien “cuchillito de palo” con el que magullaron al candidato Felipe Calderón.

Cuñado incómodo: (de la expresión salinista “hermano incómodo”) Familiar cercano del Presidente que logró cuantiosos contratos con el gobierno federal, aprovechando la cercanía política y el apellido de prosapia azul, y que cuando salió a la luz, confirmó la vieja e infalible máxima de: el poder los iguala.

Doble moral: (del dialecto yunquista “me vale madres”) Principio de conducta que rige a algunos panistas y les da una extraña dualidad. Virtuosos, rectos y fervorosos en público; seres humanos con defectos y vicios en privado.

Góber piadoso: Mandatario con gran apego a la Iglesia, que le gusta dar cuantiosas limosnas, pero con los recursos públicos.
Maestra: (del vocablo priísta “traidora”) Principal aliada del gobierno del PAN y funcional operadora en elecciones. En el pasado reciente fue soldado fiel del PRI, pero un madrazo que le dieron la hizo cambiar de principios por instinto de sobrevivencia. Ayudó al triunfo de Felipe Calderón con llamadas telefónicas a los gobernadores, y cobró luego esas llamadas más caras que las de Telmex, con espacios en el gabinete.

Yunque: (del oscuro dialecto ultraconservador) Secta secreta y turbia para la mayoría de los mexicanos; pero para un sector del panismo, club de amigos, escuela de aprendizaje político, universidad de mochos que sueñan con instaurar el reino de Dios en la tierra… mexicana.

Foxilandia: (del lenguaje alto vacío) Mundo maravilloso, creado en la imaginación del ex presidente Vicente Fox. Lugar casi tan mítico como Xanadú o la Atlántida, en donde somos una gran potencia económica, política, social. Los únicos afortunados que conocieron el idílico lugar fueron su gran familia, incluida la política.

Y yo porqué: (del foxiano “no me chinguen”) Frase popular para decir “no me importa que sea el Presidente de México, no voy a hacer nada”, incluso si un empresario de la televisión se cree tan poderoso para apropiarse de una concesión pública.

Sahagunesco: (del lenguaje del Bajío) Se dice del nuevo rico o rica que quiere aprovecharse de toda circunstancia, se cuelga hasta el molcajete para demostrar que tiene dinero. Disfruta de la banalidad y de salir en portada de revistas del corazón, y de excentricidades como besos en el Vaticano, playas privadas en el pacífico mexicano, o fiestas privadas en Los Pinos.

Hijos de su Marta: (del foxiano “abusivos”) Aquellos que aprovechan la nueva relación de su madre para hacer negocios. De jóvenes clasemedieros, se transforman de la noche a la mañana en prósperos y millonarios empresarios con avión propio, departamentos en Miami y empresas al por mayor.

Lavadoras de dos patas: (del foxiano “viejas fodongas”) Mujeres que lavan a mano porque nunca llegó ni el crecimiento de 7% ni el vocho, ni la tele ni el changarro.

Viejerío: (del vulgo azulado) Concepto que acuñó en su campaña, Diego Fernández de Cevallos, para referirse a las mujeres. Su acepción es anterior a que una jovencita alteña de Jalisco de 30 años lo enloqueciera y lo hiciera construir la famosa “carretera del amor”.

Sospechosismo: (del creelesco “yo te lo juro que yo no fui”) Cuando la sospecha se eleva a teoría. Aplica lo mismo para negar que se otorgaron permisos para casinos a cambio de apoyos financieros y televisivos, que para esconder a una pareja o hija incómoda en tiempos de campaña.

Hombrecito: (del creelesco “lengua sangrante”) Hombre chiquito que le pide públicamente a otro que sostenga su palabra, cuando el no pudo sostener la suya.

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