domingo, 14 de septiembre de 2008

Día de la independencia.


Comprendo a las personas que odian la navidad. La gente se pone como loca enarbolando un supuesto mensaje de “amor” y fraternidad. Cuando la realidad es que es un vil motivo para propiciar el consumismo mas rancio. Todo ese “amor” se resume a regalitos vacuos que el 80% de las veces es algo que no se necesita o se aborrece. La familia se reúne “a la de a huevo” aunque no se hayan ni hablado durante todo el año; entonces hay que aguantar “jetas”, indirectas, bromitas pendejas, preguntitas incomodas y metiches, chismes malintencionados, y en el peor de los casos algún drama familiar o una recriminación del pasado; y a uno no le queda mas que embriagarse para soportar el trance lo mejor posible, todo para que durante el resto del año “la familia” se refiera a uno como "el borrachales” (jaja). Y todo en nombre de Jesus. No soy religioso, pero que mal parada queda la religión ante esta artificiosa, chantajista, consumista y delirante celebración de cumpleaños del buen Chucho.

Aún así, ¿Cómo odiar la comilona y la oferta de todo tipo de alcohol de esos días? E incluso convivir con seres tan dispares como “la familia” tiene su gracia. Para un hombre de paz como yo a eso se reduce la navidad; no pido regalos, ni reclamos, ni sonrisas forzadas, solo peace! En ese sentido soy Mr. Merry Christmas.

El “día” que a mi me saca ronchas es “el día de la independencia”. De repente todo mundo es “muy mexicano” y apelan al nacionalismo de campanario, y se les olvida que durante todo el resto del año su insulto favorito es “naco” e “indio”. Se ponen sus sombreros, e incluso algunos llegan al ridículo de vestir ropas “típicas” como si portaran disfraces de Halloween, pero si vieran a un indígena de verdad lo tratarían con la punta del píe (como siempre se les ha tratado en este país). Entonces si, un acto comun como lo es escuchar música pop en inglés, ese dìa es sustiuido por los acordes y las voces sentimentaloides del mariachi (del cual no me puedo quejar, pues soy aficionado). Y todos a tomar Tequila, y que se vea, a como de lugar, que “TO-DOS estamos muy orgullosos de ser mexicanos”.

No voy por la vida de “nacionalista”; ni de su opuesto, de “malinchista” (interesante pero ya desfasada teoría, el "malinchismo" en un mundo "globalizado" suena caduca por donde se le vea). Lo que me molesta son los tintes que toma este nacionalismo en México. Por sus características es un “nacionalismo” trágico, dramático, llorón.

Se nos adoctrina desde la infancia a entender que “nuestros héroes sufrieron mucho por darnos libertad”.
Rollo, historias (mas que Historía): Que un pre-puber de Academia Militar se suicido arropado en la bandera, y todo por la dignidad tan mancillada de nuestra nación; que un cura criollo ya no aguantaba tanta injusticia hacia los “pobrecitos” mexicanos y decidió retar a toda autoridad en una batalla que parecía perdida desde el principio; que el “siervo de la nación”, era eso, un “siervo”, “nada”, como los indígenas lo eran y lo siguen siendo. Y por cierto, los hiper-explotados indígenas tan solo son representados por el sacrificado “Pipila” (que ni nombre alcanzó; “indio” y todo debía de tener un nombre ¿no? Que es eso de “el Pipila”, que falta de respeto para alguien que tuvo los cojones de atravesar no se que pinche distancia, con una pesada losa en sus espaldas-la imagen es como un mito, como en la religión, "hay que ser sacrificados"- ).

Todo se resume a una “telenovela histórica y lacrimógena”. El orgullo nacional, en ese sentido, es un “orgullo mancillado”; de película de Pedro Infante, donde más vale embriagarse para olvidar, y llorar en la esquina de una cantina ante tanta “humillación”. Un estereotipo cultural que se perpetra a través de los medios; y que te tienes que chutar aunque no te guste, aunque sea una “caricatura” de lo mexicano. ¿Y luego nos quejamos de cómo nos ven en el extranjero? O de cómo nos comportamos muchos mexicanos en el extranjero, como mocosos llorones: ¡“ayyy extraño a mi mamá! ¡extraño los tacos al pastor buuuuuaaaa! ¡nadie me comprende! Quiero irme a mi casa”, y llevan solo dos días en otro país.

¿Quién se inventó este nacionalismo sentimentaloide y de monografía de primaría? ¿Con que miras? ¿Para hacer una nación de agachones y conformistas? Pues les ha funcionado bién.

¿Donde queda el mexicano burlón y socarrón que todos conocemos? ¿Transformado en una Magdalena con su traje de Adelita? Y si alguien se lo hace ver se comporta como "macho" a ultranza ¿para que tanto esfuerzo en mostrarse como super-machos (Rius dixit)? ¿Que escondemos?

Y ya ni hablemos de los politicuchos dando el grito emulando al cura Hidalgo; todo el año chingando a la población, y ese día muy dignos y patriotas quemándose el hocico hablando de patria y de libertad ¿así o más simuladores?

(¡Y el pozole no puede ser de pollo!, eso es una abominación; debe ser de cerdo y entre mas "gordito" le pongan mejor; no hay pozole "light", eso si es una traición a los valores que constituyen nuestra patria: la mas obesa del mundo!)

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